domingo, 29 de mayo de 2011

Columna de Opinion: Paula Silva, 1er año Administración Pública

Cuando escucho a las personas decir que los paros no sirven de nada, no puedo dejar de recordar paros históricos y decisivos que han ocurrido en este, un país cargado de historias de manifestaciones… En 1972, un concurrido paro de camioneros colaboró con las fuerzas opositoras al gobierno de la unidad popular a favorecer las condiciones de desabastecimiento de la época.

En 1998 y a través de este mismo mecanismo, profesores y profesoras lograron que se elevara su sueldo a una condición más digna, valorizándolos como profesionales. Cabe recordar que hace unos 10 años, los profesores tenían sueldos precarios y maratónicas jornadas de trabajo.

   Otro suceso histórico fue la conocida revolución pingüina del año 2006, mecanismo que utilizaron centenares de estudiantes para derogar la L.O.C.E., instaurada durante la dictadura militar.

   El año 2010, el paro masivo de la ANEF permitió un reajuste de un 4,3% de los salarios de los y las trabajadores/as fiscales.

   Un ejemplo local es el paro del año 2007 en la Universidad de Valparaíso, donde se logró sacar al rector de la época, Juan Riquelme, entendiendo que su administración era inadecuada.
Ante estos hechos, mi reflexión es que decir que un paro no sirve de nada es una aberración a hechos históricos del país, sin condicionar de qué lado de la política estemos ni qué visión tengamos de lo que es un paro. Decir y afirmar que no sirve de nada, es caer en mentiras y negativismo, elementos que ya tenemos de sobra en el país. Decir que Chile está mal en alguna u otra cosa y no hacer nada para cambiarlo, es echarle más tierra a la herida.
Si no nos gustan los medios, impongamos otros y trabajemos por ello. Pero, dar un “no porque no” e intentar bajar la moral de quienes desean algo mejor, de quienes prefieren luchar por una causa,  de quienes ven la manera de poner su granito de arena en esta sociedad para construirla de manera mejor, me parece una manera de estancamiento personal.
Quizás un paro no sea visto de buena manera y mucha gente piense que no es la mejor forma de presión, lo cual es un argumento válido en un mundo de tolerancia ideológica como el actual. Sin embargo, desacreditar este mecanismo sin dar otras propuestas de solución para arreglar los problemas de fondo que estos tratan,  corresponde a una visión cortoplacista de un movimiento donde el logro que se pretende es duradero y sustancial.

Atte
Paula Silva Lucas

1 comentarios:

bienestar dijo...

me parece una muy buena columna, contundente de datos!!!

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